Un gran número de niños, acompañados de sus padres, acudieron el pasado lunes, 31 de octubre, al “Samuin”, una particular versión de la tradicional “Noche de Difuntos” para poner en valor aspectos puntuales de la cultura popular cántabra. La fiesta tuvo lugar en el patio exterior de los colegios Cisneros, Antonio Mendoza y Magallanes de Santander. Llegaron portando velas y calabazas y dispuestos a pasarlo en grande. Niños y niñas, en compañía de sus padres, lucían disfraces terroríficos y caminaban, presurosos, hacia el patio exterior del colegio mientras la tarde se posaba sobre Santander. Brujas y brujos, esqueletos, vampiros, diablesas... Cualquier referencia a lo monstruoso era bien recibida para disfrutar de la tarde-noche de el “Samuin”, la versión celta de la “Noche de los difuntos”, rescatada por la Asociación ADIC para aplicarlo a las tradiciones cántabras.
La respuesta a la convocatoria fue muy positiva. El escenario de las actividades ya se encontraba, veinte minutos antes, a pleno rendimiento. Una gran mesa presidía el centro del patio, donde niños y padres, bajo la supervisión de los monitores, se esforzaban por vaciar las calabazas de su pulpa y, con ayuda de cuchillos y pequeñas palas, dibujarles muecas terroríficas. Después, ya sólo quedaba introducir las velas y colocar las creaciones en el graderío del patio. Había decenas, colocadas en hilera, mientras los orgullosos progenitores tomaban fotografías del trabajo de sus hijos. “Están muy ilusionados; llevan una semana preparándose”, asegura Inmaculada del Río, madre de Adrián, que va vestido de esqueleto. “Nos encanta disfrazarnos y que nos den chuches”, comentan Natalia y Cristina, que han tenido que sacarse los dientes de vampiresa de la boca, para poder hablar. Y, también, para poder comer, ya que durante toda la tarde se ofreció una merienda popular: chocolate con sobaos y castañas, a un euro la ración. Otras de las actividades más demandadas fue el taller de mayar manzanas, donde los más atrevidos se divirtieron aplastando estas frutas para extraerles el mosto o sidra dulce.
Asimismo, tuvo lugar un cuentacuentos, con Anselmo Herrero, en el que se narraron historias de la tradición oral cántabra. La noche se cerró con la “güeste” o procesión. Todos los participantes cogieron sus calabazas y dieron un par de vueltas al patio al son de gaita y tambor, dando por concluida una fiesta diferente y de marcado aroma autóctono. ADIC ha recogido el término Samuin del ámbito atlántico para aplicarlo a las tradiciones cántabras propias de la Noche de Difuntos. El Samhain (o Samhuin) es una festividad de origen celta con motivo de la finalización de la temporada de cosechas en la cultura del arco atlántico. Se trata de una comunión entre la muerte y la vida en todos los ámbitos: en las cosechas y en la propia existencia humana. De ahí que también haya un culto a los difuntos.
En Cantabria está atestiguada la celebración de la Noche de Difuntos y, una de sus expresiones es la elaboración de “calaveras” –calabazas- y los “cortejos” de “almas en pena”. Junto a ello, es propio de esta época la celebración de magostas o las labores propias relacionadas con los frutos del bosque. ADIC se ha decidido a organizar esta fiesta como consecuencia de la imparable ola globalizadora que supone el “halloween”, para poner en valor aspectos propios de nuestra cultura más tradicional. La elaboración de “calaveras” y todo lo que trae consigo es una práctica extendidísima por toda Cantabria desde mucho tiempo antes que la aculturación anglosajona hiciera su labor. ADIC busca reafirmar nuestra identidad y dar a conocer los orígenes de ciertas expresiones actuales. |