Hoy han intervenido en rueda de prensa a los medios de comunicación el Presidente de ADIC, Bernardo Colsa, y el Vicepresidente, Carlos Ruiz, para hacer una valoración de la decisión de la Delegación de Gobierno de colocar la Bandera de Cantabria, después de que ADIC denunciara públicamente la no colocación de la misma. Los informes de la Abogacía del Estado han dado la razón a la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) y. por tanto, la delegación del Gobierno colocará en las azoteas de los edificios públicos del Estado en Cantabria la bandera blanca y roja junto a la enseña nacional. ADIC lleva años denunciando el incumplimiento de la Ley de Banderas y de la propia Constitución por parte de las sedes de la Administración estatal, en cuyas fachadas sí ondea la bandera de Cantabria pero no en las azoteas, dónde está en solitario la nacional.
Tras la decisión de ADIC de llevar su denuncia al Defensor del Pueblo, el delegado del Gobierno, Agustín Ibáñez, decidió encargar un informe a la Abogacía del Estado. Este informe recuerda que la normativa en vigor establece la obligación de hacer ondear la bandera de Cantabria en todos los edificios de la Administración del Estado, si bien plantea la posibilidad de dos interpretaciones. Por un lado que bastaría con que la enseña regional ondease en los edificio junto a la de España, y por otro que siempre que ondease la nacional debería ondear la de Cantabria. Delegación del Gobierno, a pesar de esta doble interpretación, ha decidido colocar en los edificio civiles de la Administración del Estado la bandera de Cantabria siempre que se utilice la de España, ocupando ésta última un lugar preferente. La decisión es colocar esas banderas en el menor plazo posible. En las sucesivas denuncias públicas de ADIC, se hacía constar que, entre otros edificios, la bandera de España ondeaba sola en las azoteas de edificios como la Delegación del Gobierno, el de la Seguridad Social, la delegación de Hacienda, Sanidad Exterior y la Comandancia de Marina, en Santander. Junto ello algunos edificios en localidades de la región.
En el tejado de la Delegación del Gobierno no ondea la Bandera de Cantabria.
Carlos Ruiz comentó a la prensa que hace aproximadamente un mes se les convocó a una rueda de prensa para informarles de la decisión que había tomado la Junta Directiva de ADIC de presentar una queja ante el Defensor del Pueblo en relación con el incumplimiento de la Ley de Banderas por la no colocación de la enseña autonómica. La queja se presentó el 30 de diciembre pero previamente ya habíamos presentado un escrito con fecha 9 de diciembre ante el Delegado del Gobierno para instarle a hacer cumplir la Ley. La falta de respuesta a este escrito, añadido a los doce años que ADIC lleva reclamando el cumplimiento de la Ley fue lo que motivó la presentación de esa queja.
Bernardo Colsa y Carlos Ruiz, comentaron: “parece que la queja ha tenido efecto y la Delegación de Gobierno nos ha remitido un escrito firmado por su secretario general, Miguel Mateo Soler, en contestación al que en su momento presentamos en fecha 9 de diciembre. Esto es, para que quede claro, no nos responden sobre la queja del Defensor del Pueblo, nos responden sobre el escrito presentado el día nueve de diciembre. La queja sigue su curso.” La respuesta, tras haberla valorado en nuestros órganos de dirección de ADIC, no nos satisface completamente porque, independientemente de que se haya decidido al final colocar la bandera de Cantabria, lo que es tristemente cierto, la conclusión de todo este asunto es que hemos tenido que acudir a estos extremos para hacer cumplir la ley, para colocar la bandera de nuestra comunidad autónoma. No hablamos de la bandera del Racing, de cualquier colectivo, del lábaro o de otro símbolo; hablamos de la bandera que simboliza la legalidad del hecho autonómico cántabro, la bandera que nos representa a todos los cántabros, la bandera que simboliza la autonomía de Cantabria que es legal, constitucional y, en consecuencia, digna de ser respetada. Lo triste, lo preocupante es que, en Cantabria, se tengan que presentar quejas para colocar la bandera de Cantabria. Hemos tenido que esperar nada menos que doce años para subsanar un error deliberado que cometió el Sr. Cuartas. Por mero capricho, decidió hacer lo que nadie había hecho en ningún otro lugar, despreciar la bandera de Cantabria y situar en solitario la bandera española. De su sucesor Nalda, poco podemos hablar y del que vino después, el actual, decir que heredó la situación pero que decidió perpetuarla a pesar de los avisos que algunos le lanzamos. Nuestros avisos fueron siempre muy corteses, nunca llegaron a la denuncia y tampoco insistimos en demasía, todo hay que decirlo. Quizás por eso no contestó y muy probablemente por eso lo hace ahora. Colsa, Presidente de ADIC, comentó “que la respuesta no nos satisface; valoramos el gesto de poner la bandera de Cantabria, qué duda cabe, pero lo cierto es que el escrito no nos da la razón: la Delegación de Gobierno articula una justificación legalista para concluir que se pone la bandera por los principios de lealtad constitucional, cooperación y colaboración entre las administraciones estatal y autonómica”. Afirmó que “hay dos posibles interpretaciones según la Ley pero, desde nuestro punto de vista, esto no es así porque la Ley es clarísima y no admite dudas: donde haya una bandera española ondeará una bandera cántabra. Y lo dice la Ley y la Jurisprudencia que sobre este asunto ha dictado el Tribunal Supremo. Pero es que además, sólo hay que ver lo que ocurre en el resto de las comunidades. Lo que ocurre en Cantabria es inaudito, es extraordinario, es único, no tiene parangón. Se ha decidido poner la bandera de España en solitario incumpliendo la ley y el sentido común. Instamos al Delegado de Gobierno a que diga por qué. Por qué ondea en solitario la bandera española, por qué pasa esto en Cantabria y no en ningún otro lugar. Nosotros creemos sinceramente que se han dado cuenta que incumplen la Ley, que son conscientes que han metido la pata y han ideado una teoría con subterfugios para cumplir la ley. Si no, ¿por qué han contestado?, ¿para hacer caso a ADIC? No es creíble después de doce años. Ahora contestan, cuando tienen una denuncia….” ADIC sostiene que la bandera de Cantabria se debe poner por sentido común, porque estamos en Cantabria y porque es un organismo oficial. Sólo esa es la interpretación que hay que entender. No hace falta ningún informe ni esperar sus conclusiones para tomar una decisión: se pone la bandera porque estamos en Cantabria, independientemente de que luego haya una ley que además lo asegure. Justificarse ahora en la lealtad institucional, en la cooperación y en la colaboración es un mero pretexto. Vivimos en un estado constitucional que reconoce la autonomía de las regiones y nacionalidades que la forman. No hay que añadir ningún principio más que el de la ley y el del respeto al orden constitucional. La pregunta que hay que hacerse es: si cuando el Delegado del Gobierno accedió al cargo se hubiera encontrado que ondeaba en solitario la bandera de Cantabria, ¿habría pedido un informe legislativo para justificar la decisión de colocar la bandera de España?. Evidentemente no. Y no lo habría hecho porque el sentido común llama a lo que llama, a que ondeen las banderas de España, Europa y la de la Comunidad Autónoma, y porque la propia Ley no tiene ninguna otra interpretación, por mucho que se empeñen en decir otra cosa y en justificar dos supuestas lecturas de la Ley. No hay ninguna otra interpretación posible. Bernardo Colsa finalizó su intervención haciendo la siguiente reflexión: “en Cantabria asistimos a un proceso de despersonalización galopante, de maniobras parar desvirtuar la propia autonomía a las que hay que poner coto y, desde luego, comenzar a desenmascarar a quienes lo instigan esparciendo una corriente de pensamiento único que quiere hacer parecer a las voces discrepantes como grupos radicales. Es inadmisible que se tenga que recurrir a quejas como la nuestra para que se ponga la bandera de Cantabria, es intolerable que nuestra Universidad materias referidas a Cantabria, es insultante comprobar cómo se estudia Cantabria en la enseñanza primaria y secundaria, es rechazable que nos carguemos continuamente elementos propios de nuestro patrimonio y que se insulte, estigmatice y condene a quienes desde la política, desde las administraciones públicas o desde el ámbito privado persiguen la investigación, conservación y difusión de nuestro patrimonio y nuestras señas de identidad, es bochornoso que Santander elija una niña flamenca para promocionar su candidatura a capital europea, es lamentable que se arrinconen los elementos propios de nuestra cultura tradicional en actos festivos o protocolarios. Lo que ocurre aquí no pasa en ningún sitio. ¡Hasta en Madrid Esperanza Aguirre se viste de castiza por San Isidro y aquí se critica que vayamos en albarcas a dar un paseo!”. |