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Fecha: 02/06/2005 Tipo: DIARIO MONTAÑÉS

TRIBUNA LIBRE: "LAS EXIGENCIAS DE CANTABRIA ANTE FOMENTO"

 

  TRIBUNA LIBRE: "LAS EXIGENCIAS DE CANTABRIA ANTE FOMENTO".

FRANCISCO COLSA LLOREDA / VICEPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DE LOS INTERESES DE CANTABRIA (ADIC)

El Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (PEIT) llega en los próximos meses a su momento clave, la concreción de los plazos. Este ambicioso proyecto que, entre otras cosas, «pretende impulsar el desarrollo económico y la competitividad de la economía estatal, fortalecer la cohesión social y territorial, incrementar la calidad y seguridad de las infraestructuras y servicios del transporte y contribuir a la movilidad sostenible», será la herramienta sobre la que gire parte del debate político en los próximos años. Muchos vemos en el PEIT para Cantabria una verdadera arma para luchar contra los agravios, las desidias, el olvido premeditado, pero también muchos mostramos nuestras reservas y cautelas hasta concretar por fin los plazos y la financiación de las obras por múltiples razones, pero sobre todo por la escasez de fondos estructurales procedentes de la Unión Europea, porque se establece como objetivo la estabilidad presupuestaria y el Plan exige una gran cantidad de recursos económicos públicos -sólo se prevén fondos privados en una cuantía total del orden de un 20%- y porque se introducirán nuevos conceptos como el de la tarificación -el pago por uso- que aún no se han incorporado al debate público y además se exigirá un compromiso estatal por encima de intereses partidistas y gubernamentales.

Nosotros, como cantabristas, vemos en el PEIT, sin embargo y además, buenas intenciones. De entrada, que se haya abierto un plazo para que las Comunidades Autónomas aporten sus inquietudes a través de alegaciones es sintomático del debate y de la descentralización de responsabilidades que se pretende crear. De ahí que cobren enorme importancia acciones o acuerdos como el del Parlamento Cántabro que, de manera consensuada -como se deben tratar estos asuntos, no de otra forma- resuelve alegar al Ministerio de Fomento plazos muy concretos que resumiendo, se concretan en acabar la conexión Torrelavega con Solares, la Ronda Bahía y la unión entre Aguilar de Campoo y Burgos en el período 2005-2008, la Autovía Dos Mares entre los años 2008 y 2012 y, respecto a ferrocarriles, la conclusión de la conexión mediante Alta Velocidad con Madrid entre 2008 y 2012 y la vía de alta velocidad del cantábrico en la orquilla 2012-2020. Cuando el presidente Revilla se reúna con la Ministra de Fomento no estará en juego una simple negociación, sino el mandato de la sociedad cántabra y, además, el propio futuro de Cantabria. La responsabilidad es máxima y no caben ni tibiezas ni reservas, sino firmeza y compromiso, defendiendo la orden del Parlamento Cántabro, su consenso en cuanto a plazos y prioridades por encima de intereses partidistas.

Sin embargo, en torno a estas infraestructuras -obviando por el momento las portuarias y las aeroportuarias- se están sucediendo distintas manifestaciones y acusaciones que, lejos de ayudar a los intereses generales de Cantabria, sirven como arma en la disputa política y partidista, desviando la atención de lo que realmente subyace en las reivindicaciones infraestructurales cántabras: la continua vejación, falta de compromiso, escasez de actuaciones y continuas demoras en los proyectos de los distintos gobiernos españoles para con Cantabria y la escasa reivindicación, el sucursalismo y la falta de proyecto de los distintos ejecutivos cántabros, lo que ha traído consigo un estancamiento en todos los niveles para nuestro país. Los ejemplos muestran la evidencia; veamos...

Respecto a la conexión ferroviaria de Alta Velocidad, la propia Cantabria presenta hechos que cuestionan la responsabilidad de nuestros dirigentes desde el comienzo del proceso, cuando los populares gobernaban en Puertochico y Madrid. Por ejemplo, se eluden los estudios de las mejores opciones y de los tiempos del proyecto, se evitan hacer estudios rigurosos que enmarquen la concreción de la infraestructura en un contexto mucho más amplio que abarque todos los campos dignos de estudio; en definitiva, la Cantabria gobernada por Sieso es incapaz de definir el ferrocarril que quiere, el que se necesita. Lejos de conformar un proyecto para el siglo XXI, se recogen los planteamientos del Gobierno de Aznar que se limitan a cumplir el expediente..., en tiempos electorales. En pleno proceso preelectoral para Cantabria en 2003, se anuncian la conclusión de los estudios medioambientales para la línea Madrid-Santander y la licitación de los concursos de consultoría y asistencia para redactar estudios informativos del AVE del cantábrico, con un plazo para su redacción de dos años, no concretando en ambas obras los plazos definitivos para la ejecución de las obras. Y lo mismo ocurre de cara a los comicios generales de 2004, la situación no varía, sólo se intuye el 2008 como posible fecha de finalización de obras, aún sin ningún rigor.

La entrada en Moncloa de los socialistas trae la primera consecuencia, la paralización de proyectos y ralentización de todas las infraestructuras y, en lo relativo a Cantabria y su ferrocarril, Fomento pospone la apertura de ofertas del contrato de consultoría y asistencia para la redacción del proyecto de asistencia del tramo Reinosa Los Corrales, con el consiguiente revuelo en la oposición y la opinión pública. Sin embargo, los hechos muestran la realidad oculta, pues la paralización se debe, sobre todo, a la inconsistencia, precipitación y dificultad de llevar a la práctica el proyecto defendido por el Partido Popular, cuestión conocida por los ejecutivos de Sieso y Aznar y escondida a la propia sociedad. Retrasos y demoras, unidos a falta de estudios, enervan a una sociedad que asiste atónita a un cruce de declaraciones entre las fuerzas políticas que no concluye en nada. Finalmente, parece que ya por fin los estudios se han puesto en marcha y estemos ya a la espera de ver finalizados los proyectos que, mínimo será en dos años, con lo que ahora se marcan plazos mucho más largos que ese horizonte que se estableció en 2008 sin ninguna precisión. La demora por inacción e ineficacia nos costará más tiempo del que hubiera sido necesario soportar.

De la Autovía de la Meseta caben hacer varias matizaciones después de que por fin esté activada en su totalidad a sus paso por Cantabria y se acerque el límite para su finalización. Durante los últimos meses los representantes políticos cántabros, en especial los 'populares' han iniciado una caza de brujas en dos direcciones -el PSOE y Revilla , que no el PRC- con el objetivo de quemar en pira pública ambas hechiceras. Pero el 'Torquemada' popular se olvida deliberadamente de muchas cosas, como las continuas demoras en la ejecución de los plazos previstos bajo el mandato de Cascos y Sieso por una falta de compromiso real con Cantabria, por mucho que se empeñen en decir lo contrario. Sin ir más lejos, respecto a los dos tramos pendientes de puesta en servicio en Cantabria, el Molledo-Pesquera y el que une esta última localidad con Reinosa, cabe decir que se cumple lo que ya algunos vaticinamos hace cinco años. El horizonte de finalización del Pesquera-Reinosa debiera ser agosto de este año, pero entre retrasos e imprevistos, puede que se prolonguen las obras y no se inaugure hasta la primavera de 2006. Recordemos que este tramo se licitó en junio de 2002 -un año después de lo previsto-, se adjudicó en enero de 2003 y que tuvo numerosos problemas burocráticos que el Gobierno de Sieso achacó a la 'irresponsabilidad' de los ecologistas cuando se sabía perfectamente meses antes de la licitación que habría retrasos porque Fomento incumplió un oficio de Medio Ambiente que obligaba a repetir el procedimiento de Declaración de Impacto Ambiental de Molledo a Pesquera y el análisis de todas las alternativas entre Arenas y Reinosa.

Y respecto al último tramo que se ponga en servicio, el que una las localidades de Pesquera y Reinosa, sólo hay que decir la verdad. En un principio se estimó su licitación en 2001, siendo realmente licitado el 31 de diciembre de 2002. Se adjudica en marzo de 2003 -coincidencia, antes de las elecciones autonómicas- y con un horizonte de ejecución de treinta y cuatro meses -ocho meses menos que lo previsto en el concurso- con lo que se pondría en servicio en marzo de 2006 aunque entonces Cascos dijera que esa demora pudiera ser subsanada. Al final, el tiempo ha demostrado que esos cuarenta y dos meses de ejecución previstos eran los reales en un tramo de excesiva complicación y que de nada sirven la buenas palabras para desviar la atención en unas obras que nunca cumplieron sus plazos, nunca; y por un sencilla razón, la falta de compromiso con Cantabria y la endeblez del ejecutivo de Sieso.

En lo que respecta a la Autovía Dos Mares cabe hacer también varias matizaciones. Fue en 1997, en el primer Gobierno Aznar y con Arias Salgado como ministro de Fomento, cuando se encarga redactar el tramo entre Arenas de Iguña y Miranda de Ebro, estimando el montante económico de la obra en 85.000 millones de pesetas para 115 kilómetros. Desde entonces hasta ahora ha habido mucho silencio, pocas concreciones y muchas mentiras. De estas cabe citar que en 1999 el Gobierno del Partido Popular afirmaba que las obras se realizarían a la par de las de la Autovía de la Meseta. El tiempo y el nuevo ministro, Cascos, sepultaron un proyecto que volverá a salir a luz con el cambio de Gobierno en Cantabria y sobre todo a raíz de la entrevista del recientemente investido presidente, Miguel Ángel Revilla con el señor Aznar en julio de 2003 cuando al preguntar aquel por la carretera en cuestión, fuentes de Moncloa afirmaron que los estudios que se poseían desaconsejaban la construcción de la autovía. Esto es, seis años después nos enteramos que el proyecto se encuentra no solamente paralizado sino olvidado.

Y qué decir de la Autovía Ronda de la Bahía, la S-30, que se dijo que comenzaría en 1998 para concluirla en 2002. En las elecciones autonómicas de un año después se anuncia como realidad por parte del PP tanto en Cantabria como en el Estado y nos la volvemos a encontrar como promesa electoral en 2003... Otra gran engañifa que miente en los plazos para trasladar un falsa implicación de Cascos y Aznar con Cantabria. Es ahora en 2005, siete años después, cuando se van a empezar a ejecutar las obras en lo que a sus primeros tramos se refiere, San Salvador-Parbayón, esta localidad con Cacicedo y ésta a su vez con Peñacastillo.

También la Autovía del Cantábrico se encuentra inacabada en nuestra Comunidad. El empecinamiento de 'populares' en hacer de peaje el tramo Zurita-Parbayón en conexión con la S-30, uniendo la licitación de ambas obras, trajo consigo la declaración desierta del concurso público; conociendo este riesgo se desoyeron voces que pedían la unión de Torrelavega con Solares como opción más válida y mientras se llevaban a cabo los estudios de la autopista de pago se acometían obras de mejora en la misma carretera, en un claro ejemplo de despilfarro. Primera consecuencia, al declararse desierta la obra propuesta se debe retomar el proyecto original, el de la conexión de Torrelavega con la villa trasmerana, o sea, otros siete años perdidos con el agravante añadido del dinero invertido en esa misma conexión para mejorar un firme y trazado que, de nuevo, habrá que retocar. Segundo corolario, como no existe esa conexión, la autovía Santander-Torrelavega, recoge el flujo de vehículos que van de Asturias a Vizcaya y a la inversa, sobredimensionándose con la problemática que ello conlleva y que obliga, entre otras cosas, a plantearse su ampliación en un tercer carril. Desde que en 2002 se inauguró el último tramo de la Autovía del Cantábrico (Cabezón-Lamadrid) hasta 2008 que es cuando se prevé concluyan las obras del tramo que ya se licita este año, pasarán seis años. O si se quiere, desde que en 1995 se inaugurase la conexión Santander-Bilbao hasta que por fin concluya la Autovía del Cantábrico habrán pasado trece largos años... ¿cómo calificamos esto?

Demoras, promesas, atrasos, mentiras... es el sino de las infraestructuras en Cantabria. Si nos fijamos atentamente, a estas alturas ninguna vía está concluida, ninguna, ni los ejes transversales ni los longitudinales, el ferrocarril es de momento simplemente una quimera... ¿Qué podemos decir los cántabros? ¿Hasta cuando hemos de seguir aguantando? El asunto no es ya sólo por solucionar las carencias, ya es por justicia. Durante años hemos escuchado de todo y hemos dicho también prácticamente de todo, todas las excusas: que si los socialistas no hicieron nada, que si los populares mintieron, que si el ejecutivo de Puertochico no tenía competencias, que si no era prioritario para el Estado. Un pueblo, una Comunidad, no puede permitirse lo que pasa en Cantabria, que arrastra una media de entre diez y quince años en la conclusión de los proyectos, que siempre ha sufrido en silencio político el ser frontera de una potente economía como la vasca, que no ha recibido compensación alguna por esta circunstancia, que siempre ha visto frenada sus reivindicaciones infraestructurales, que nos han estrangulado el desarrollo. Ya está bien, los cántabros hemos de dar un golpe en la mesa tan enérgico como responsable, tan serio como solidario. Cuando Revilla se entreviste con Magdalena Álvarez nuestro presidente tendrá sobrados motivos y argumentos para exigir de verdad compromisos en financiación y en plazos en el sentido de lo aprobado en el Parlamento Cántabro. Y con él, de la mano, iremos todos los cántabros para reclamar nuestro futuro, para demostrar que no nos conformamos ya con buenas palabras e intenciones, sino con hechos. Esperemos que todos seamos uno, que Cantabria actúe como una verdadera unidad, lejos de excusas, de echar las culpas a otros, de adscripciones partidistas, de lograr réditos políticos a cambio de favores inconclusos..., esperemos y confiemos en que la lucha política no entorpezca la defensa y la lucha por los intereses generales de Cantabria. Desde que se inauguró el último tramo de la Autovía del Cantábrico (Cabezón-Lamadrid) hasta 2008 que es cuando se prevé concluyan las obras del tramo que se licita este año, pasarán seis años.

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