Bernardo Colsa Lloreda (Presidente de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria. ADIC).
La tablas input-output (TIO) son un instrumento fundamental para comprender la realidad económica de un territorio. Ideadas por el nobel de economía Leontieff a mitad del siglo pasado, las tablas desglosan la producción de un país entre los sectores que la han originado y los sectores que la han absorbido de manera que muestran la producción total de cada sector productivo y cuál es el destino de esa producción; describen, en definitiva, el flujo de bienes y servicios entre los distintos sectores de la economía de un lugar. O sea, cuánto de lo producido en un lugar lo adquiere el consumidor y cuánto es adquirido por cada uno de los demás sectores.
Pues bien, hace escasos días, Ángel Agudo, titular de Economía del Gobierno Cántabro acompañado del director del Instituto de Estadística de Cantabria (ICANE), Rodríguez Poo, realizó unas declaraciones esclarecedoras respecto a este asunto. Tras reconocer que las TIO son una herramienta de trabajo de la administración “a la hora de definir y activar sinergias” y de las propias empresas privadas porque sirven para aumentar “el conocimiento, el análisis y la toma de decisiones sobre la actividad económica”, el consejero sentenció que resultaba “lamentable” que nuestra comunidad no tuviera aún elaborado este instrumento mundialmente aceptado como fundamental en el análisis económico, afirmación que corroboró Rodríguez cuando aseguró que Cantabria debía ser de las pocas comunidades que aún no disponía de ellas.
Coincidiendo al cien por cien con el consejero, las preguntas que algunos nos hacemos son múltiples. Por ejemplo, por qué después de más de un cuarto de siglo de andadura autonómica Cantabria, su gobierno, ha sido incapaz de generar este tipo de dispositivos; por qué el sector privado ha mantenido silencio durante tanto tiempo para exigir la elaboración de este tipo de herramientas; o por qué este retraso en dotar a Cantabria de elementos fundamentales para poder estudiar y analizar y, en consecuencia, actuar para mejorar el bienestar de los ciudadanos.
Y es que Cantabria ha perdido demasiado tiempo en sandeces y disputas absurdas causadas por la soberbia de un determinado espectro político que aún asubia en sus filas personajes e ideas responsables de esa sinrazón. Las declaraciones del Sr. Agudo son el reconocimiento de la falta de criterio político en el gobierno de nuestra comunidad durante demasiado tiempo. Ello nos lleva a afirmar que Cantabria, para nuestra desgracia, no empezó a carburar hasta hace bien poco tras lustros de tensiones y escándalos y su necesario período de normalización.
Baste un ejemplo. A finales de la segunda legislatura se aprueba la Ley 3/1990 de Estadística de Cantabria que desarrollaba la competencia exclusiva en esa materia recogida en el Estatuto de 1981 y que, entre otras cosas habría de servir para elaborar, por ejemplo, las TIO y otro tipo de estudios necesarios e imprescindibles. Tras quince años de escasísimo quehacer y prácticamente nula puesta en práctica, el Gobierno se ve en la obligación de elaborar un nuevo texto, la Ley de Cantabria 4/2005 sobre la misma materia, derogando en su totalidad la anterior norma para poner en marcha un verdadero entramado estadístico al servicio de todos vertebrado a través del ICANE. ¡Veinticuatro años para elaborar una norma que crease esa necesaria figura!
La contundencia de las palabras del Sr. Agudo, que huyen de cualquier autocomplacencia, deben valorarse, porque es muy importante que se asuman las miserias propias a la hora de dar solución a nuestros problemas. Eso es algo que sí hay que agradecer a esta coalición de gobierno que, sin tapujos, y empezando por su Presidente, ha reconocido desde 2003 la cruda realidad para así transformar nuestra sociedad y situar Cantabria en la cabeza del Estado en los ratios de riqueza y bienestar.