La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) convocó, el 16 de marzo de 2005, una concentración ante la sede del Gobierno Cántabro en Santander, para pedir la aprobación de las Normas Urbanísticas Regionales (NUR) que protejan la arquitectura y el paisaje tradicional de Cantabria. Miembros de la Asociación ADIC, acompañados por un nutrido grupo de ciudadanos, se concentraron frente al Gobierno regional para pedir la aprobación de las Normas Urbanísticas Regionales (NUR) con el fin de que protejan la arquitectura y el paisaje tradicional de Cantabria. Según explicó el entonces presidente de ADIC, Jorge Echevarría García, en la aprobación de estas normas es donde la organización tiene puestas sus esperanzas ya que puede significar un futuro de respeto, protección y potenciación del patrimonio, un futuro que la asociación lleva pidiendo mucho tiempo para evitar problemas como los actuales. Según explicó el presidente de ADIC, Jorge Echevarría García, es fundamental que los administradores y legisladores cántabros se tomen en serio todas las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la protección del paisaje y la preservación de as señas de identidad del pueblo cántabro entre las que se encuentra su rica arquitectura tradicional.
En dicha concentración se leyó el siguiente manifiesto, en el se exponen las preocupaciones y propuestas de ADIC respecto a la situación del patrimonio arquitectónico y paisajístico de Cantabria: El patrimonio arquitectónico y paisajístico de un pueblo, de una comunidad, de un país, etc., es parte primordial de su idiosincrasia y de su identidad colectiva. Por lo tanto, éste es un bien a proteger con un objetivo doble: poder trasmitirlo a las futuras generaciones y, teniendo en cuenta sus valores y cualidades, adecuadamente explotados, ser una fuente económica importante para muchas comunidades rurales y para toda la sociedad. La situación actual del patrimonio arquitectónico y paisajístico tradicional en Cantabria es particularmente difícil. Sin entrar en detalles pormenorizados de cuales son las causas de esta realidad tan negativa, si se puede apuntar que la combinación entre la falta de sensibilidad de una parte importante de la ciudadanía, la carencia, o en su caso, la poca y mala legislación proteccionista existente y la coyuntura socio-económica adversa del medio rural han llevado a una degradación lenta pero implacable del patrimonio al que aludimos. De forma constante los medios de comunicación se hacen eco de múltiples desmanes urbanísticos, llevados a cabo por toda la comunidad autónoma. Unas veces hacen mención a derribos ilegales de inmuebles antiguos (torres, casonas, viviendas tradicionales, etc.), en otras, el asunto es la proliferación salvaje e incontrolada de urbanizaciones de chalet adosados o independientes por determinadas zonas y que invaden lugares con un alto valor paisajístico, de tipología extraña y agresiva al entorno, sin servicios y sobre todo alimentando una voracidad insaciable de aquellos que solo miran por los intereses especulativos de la construcción desordenada y mal entendida. Por otra parte, Cantabria es claramente deficitaria en cuanto a viviendas se refiere dándose al mismo tiempo la paradoja de que en su territorio existe en la actualidad varios miles de inmuebles de tipología tradicional que se encuentran en estado ruinoso o semi-ruinoso, siendo otras tantas las que están al borde de esta calificación. Otro tanto podíamos decir del estado del paisaje cántabro, donde la mala interpretación de ciertos conceptos como modernidad, servicios, comodidad etc., están convirtiendo nuestros pueblos en auténticos parajes donde las agresiones al medio y el pésimo gusto a la hora de construir y «restaurar» saltan a la vista, muy alejado, desde luego, del panorama que intentamos vender al exterior en las campañas publicitarias y sobre todo, de la idea que deberíamos tener sobre lo que significa la preservación del entorno rural cántabro. La aprobación de las Normas Urbanísticas Regionales (NUR) puede significar tanto un futuro de respeto, protección, y potenciación de nuestro patrimonio, como puede ofrecernos todo lo contrario, es decir, que la falta de voluntad política y permisividad legal sean los causantes de una mayor degradación, como está ocurriendo en la actualidad. La exposición de los principios y las actuaciones, que a nuestro juicio son imprescindibles para llevar a buen término la definitiva ordenación y puesta en valor nuestro patrimonio, los hemos ordenado en los siguientes puntos: 1-Es fundamental, y así lo transmitimos a nuestros administradores y legisladores de lo público y común, que tienen que tomarse en serio de una vez por todas las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la protección del paisaje y la preservación de las señas de identidad del pueblo cántabro, cual son, entre otras, su rica y variada arquitectura tradicional. 2-Una vez suficientemente concienciados de la importancia que estas cuestiones tienen para las presentes y futuras generaciones de cántabros, pedimos que la venidera normativa urbanística regional contenga en su fondo y en su forma una clara voluntad conservacionista. 3-De igual manera, instamos a la futura comisión encargada de redactar la NUR que se cree en su seno un grupo especial de trabajo, constituido éste por personas expertas, cercanas y sensibles a la conservación del patrimonio. Su cometido sería el de estudiar y redactar aquellos puntos relacionados con el asunto que tratamos. Una misión importante asignable a este grupo sería la de viajar a aquellas regiones europeas (por ejemplo francesas) donde la ordenación del territorio, la preservación del paisaje y la manera autóctona de construir viven perfectamente en armonía con la modernidad. Así, recabarían información relativa a modos de actuar, normativas urbanísticas, proyectos y otras cuestiones útiles para nuestro fin. 4-Una vez aprobada la NUR y sus artículos y disposiciones respetuosos con el medio tradicional cántabro, proponemos la creación de un organismo dependiente de alguna de las consejerías del gobierno autónomo, por ejemplo la de Obras Públicas, que se encargaría de gestionar todo lo que tenga que ver con la preservación del patrimonio arquitectónico y paisajístico de la comunidad. Dicho ente administrativo, que bien se podría denominar Agencia Cántabra para la Gestión del Patrimonio Arquitectónico Tradicional, o cosa similar, tendría entre sus fines los siguientes cometidos: A-Propiciar la construcción de edificios de nueva planta inspirados en las distintas tipologías cántabras, no solo en el mundo de la iniciativa privada, si no que también las propias administraciones públicas adopten la norma de utilizar diseños constructivos acordes con el entorno y el paisaje: casas consistoriales, dependencias municipales o regionales, centros de salud, apeaderos, viviendas de protección oficial (especialmente las enclavadas en el medio rural), colegios, polideportivos etc., son algunos de los edificios públicos que deberían cumplir con esta pauta. B-Crear un censo cántabro de edificios y conjuntos arquitectónicos a proteger, en él estarían incluidas todas las construcciones de carácter tradicional (casas, cabañas, ermitas, puentes, etc.). Dicho registro serviría para fiscalizar las actuaciones ilegales de propietarios, constructores y demás agentes implicados en las posibles alteraciones del edificio o conjunto. C-Implantar un servicio de inspección con funcionarios de dicha agencia, que tendrían la misión de velar por el cumplimiento de la normativa que afecte al patrimonio arquitectónico y paisajístico. D-Creación de una oficina técnica, a cargo de un grupo de funcionarios cualificados, expertos o conocedores de la arquitectura tradicional de Cantabria (arquitectos, aparejadores, ingenieros, delineantes etc.). Se ocuparían de elaborar estudios y proyectos encaminados a adquirir un mayor conocimiento sobre este tema. Así mismo, se encargarían de asesorar a propietarios y profesionales de la construcción en las posibles restauraciones de los inmuebles incluidos en el censo cántabro de edificios a proteger y, de igual manera, elaborar proyectos-tipo de edificios nuevos enmarcados dentro de las variadas tipologías locales. E- Comprar y promocionar las viejas y abandonadas casas de los núcleos rurales para su posterior restauración y dedicación a viviendas de protección oficial, evitándose así la construcción de nuevos bloques no concordantes con el entorno y el paisaje. F-Habilitar ayudas económicas dirigidas a los propietarios incluidos en el censo cántabro de edificios a proteger, con el fin de acometer los posibles trabajos de restauración necesarios en cada caso. Dichas actuaciones estarán supervisadas por la oficina técnica referida en el punto D. G-Creación de una red cántabra de pueblos protegidos. Estarían incluidos aquellos enclaves que por su valor arquitectónico y paisajístico son merecedores de una protección especial. H-Elaboración y puesta en marcha de una campaña informativa y publicitaria a nivel institucional, sobre los valores paisajísticos y arquitectónicos que posee nuestra comunidad. I-Promocionar publicaciones divulgativas (libros, guías didácticas, documentales, etc.) que traten el tema de la arquitectura popular cántabra, pautas para su restauración o las distintas variantes comarcales.