LIBRO: «DE RE TOPONÍMICA. COMUNICACIONES EN CANTABRIA»
Autor del libro: Fermín de Sojo y Lomba. Publicado en 2024.
Autora de la reseña: Marina Gurruchaga Sánchez (Doctora en Historia y miembro del Centro de Estudios Montañeses).
Fermín de Sojo y Lomba (1867-1956), ingeniero militar, historiador y primer presidente del Centro de Estudios Montañeses, publica en 1947 en el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo De Re Toponímica, investigación a su vez procedente de otra obra inédita y que supuso una puesta al día razonada de la aún hoy controvertida Vía Agrippa, que discurriría vinculando los puertos del litoral cantábrico. Sojo es autor también de otras relevantes aproximaciones a la historia de Cantabria, especialmente referidas a militares ilustres, así como a la labor de cantería y sus códigos profesionales –“la Pantoja”-, y a la Merindad de Trasmiera, su patria chica. La realidad de la Vía la sustenta Sojo en el Anónimo de Rávena y en su supuesta representación, entre otros, en un mapa orbis terrarum elaborado por el general Agrippa. Además aborda, en base a los conocimientos y descubrimientos de la época, su documentación arqueológica, y realiza un exhaustivo y válido estudio de la microtoponimia, acudiendo también a la toponimia histórica contenida especialmente en los cartularios de Santillana y de Sta. María de Puerto. El volumen que hoy glosamos es una reedición, en la colección “Cantabria cuatro estaciones”, emprendida por la Universidad de Cantabria en 2024, de la obra original, ampliamente prologada por el catedrático de la Escuela de Caminos Luis Villegas Cabredo.
Sojo y Lomba ya había rastreado la existencia de este viario, postulado anteriormente por geógrafos como F. Coello, P. M. Solaruche, J. Gómez de Arteche y J. Somoza, en sus investigaciones sobre la Merindad de Trasmiera; en esta ocasión aborda de forma exhaustiva una propuesta de su trazado, base para los posteriores estudios sobre el camino jacobeo en Cantabria de J. L. Casado Soto y C. González Echegaray (Rutas Jacobeas por Cantabria, 1993), quienes apoyan su propuesta; sin embargo, J. M. Iglesias y J. A. Muñiz (Las Comunicaciones en la Cantabria Romana, 1992) la conceptúan como un trazado secundario respecto a la que discurre desde la Meseta. Por mi parte, como he reflejado en mis investigaciones, creo que la hipótesis de su existencia no debe ser desdeñada, dado que no todas las vías o itinerarios de época romana respondían a los criterios de las vías públicas (stratae viae), y esto, en un lugar eminentemente montañoso como es Cantabria, se hace aún más evidente. En todo caso recomiendo vivamente la lectura de esta obra, así como del prólogo que la acompaña, tanto por su relevancia histórica como por su amenidad.
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