LA MASCARADA DE LANCHARES.
La pequeña localidad de Lanchares, en la orilla cántabra del embalse del Ebro dentro de Campoo de Yuso, tiene en el desfile de sus Zamarrones una de sus tradiciones más antiguas.
Una mascarada que forma parte de la riqueza del patrimonio inmaterial de los hombres y las mujeres de Lanchares, pasando de generación en generación, que es como se conserva y se recupera la cultura popular. Se amontona en la memoria de los testigos de otras épocas ver a los extravagantes Zamarrones gritar y cantar, tras humildes máscaras de cartón hechas en casa.
Unos mozos del pueblo, que durante la tarde del martes de “antruidu” —el día anterior al miércoles de ceniza—, recorrían las callejas ataviados con pieles de ovejas o cabras, con campanos, o con trapos y vestidos viejos, todos ellos con sus rostros cubiertos con artesanales máscaras para no ser reconocidos, y transitaban por el pueblo haciendo el mayor ruido posible pidiendo un aguinaldo en cada casa, generalmente a base de productos de la matanza del cerdo y bebidas a base de vino, para terminar la jornada con una fiesta en la que bailaban y cantaban comiendo y bebiendo lo que se había conseguido de aguinaldo. A ellos, normalmente se unían las mozas tocando las panderetas, y en algunos casos los niños, todos ellos disfrazados y enmascarados.
Un tesoro etnográfico que continua muy vivo en la actualidad, tal y como lo atestigua esta preciosa foto que compartimos tomada durante la edición del año 2024, obra de Vicente Ansola.
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