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ADIC abandera el movimiento ecologista
en Cantabria para salvar el río Besaya: 1979
  

La Asociación ADIC, tras las movilizaciones en 1977 ante la posible construcción de una Central Nuclear en Santillán (San Vicente de la Barquera), se convirtió en un altavoz de “los problemas concretos” que afectaban a Cantabria.
En su II Asamblea General, celebrada en diciembre de ese año, se creó una comisión de ecología que capitalizaría las incipientes demandas de carácter medio ambiental.
En 1979 denunció la contaminación del agua del abastecimiento urbano de Torrelavega por “gérmenes provenientes de la descomposición de materia orgánica del agua”, que se achacaba al vertido incontrolado que una granja del Valle de Iguña hacía al río Besaya. Esta denuncia provocó enfrentamientos con el Ayuntamiento y con la Diputación, que no querían reconocer el problema por la alarma social que se podía generar. Desde su boletín dio voz al colectivo ALSERCA, que denunciaba los rellenos de la Bahía de Santander; su apoyo fue fundamental para difundir entre la opinión pública la extracción de arena de las playas, destinada a la construcción. El 13 de junio de 1981 convocaron una protesta en Somo por la extracción de 1.344 toneladas diarias de arena de las dunas, que las constructoras llevaban haciendo desde al menos dos años y medio[1]. El negocio se completaba con la construcción de viviendas al borde mismo de la playa.
[1] Alegría, M (1990): Presencia e influencia de ADIC en la historia de Cantabria. Ediciones Tantín, Santander. Pág.169.