ALBERTO DÍAZ GÓMEZ : ARTESANO TRADICIONAL Y ETNÓGRAFO.
«ALBERTO DÍAZ GÓMEZ (BERTICO)»
Autor del texto: Ches G. Villegas (profesor e ilustrador).
Tengo la inmensa suerte de escribir unas pocas líneas sobre la vida y obra de Alberto Díaz Gómez, pues Bertico, que es así como lo conoce mucha gente, no sólo es un miembro “clásico” con vida del CEM (Centro de Estudios Montañeses) sino que, aparte de ser toda una bella persona con un gran sentido del humor y una buena alma del todo entrañable, es un gran artista, así, con todas las letras.
Alberto fue amigo y colaborador de otro de los imprescindibles de la cultura de Cantabria, Joaquín González Echegaray, junto al que escribió una obra pionera, el fundamental Manual de etnografía cántabra, de 1988, ilustrado por la mano de Bertico. También publicó varios artículos, abordando diversos aspectos de la cultura material e inmaterial de su pueblo, Carmona (valle de Cabuérniga).
Dulce, tímido y cariñoso, con genes de una familia de artistas, como lo fue su primo el escritor Manuel Llano, destacó por su amor a las letras, el dibujo y la talla en madera. En este arte se fue convirtiendo en todo un portento, pues durante toda su vida ejecutó con eficaz maestría innumerables obras que hoy se han perdido, en su mayor parte. Pero eso ya tiene que ver con ambiciones, administraciones flojas, política y otras “birrias” de las que es mejor no hablar. Pero estábamos hablando de arte y buenas personas, ¿verdad?
Estudió para el sacerdocio, del que nunca llegó a formar parte por enamorarse de una chica con la que nunca se pudo casar, pues en aquellos años no había las pensiones que hoy reciben los ancianos, ni otras ayudas de las que se puede disponer actualmente. Por ese motivo, Alberto tuvo que mantener a sus padres, de avanzada edad, con su sueldo de conservador del Museo Etnográfico de Muriedas, del cual era director el citado Joaquín González Echegaray. Es decir, su historia es la de un sacrificio.
Bertico desarrolló un amor por Cantabria verdaderamente infinito, como lo sella su arte en madera, papel, tela, cerámica y muchos materiales más. Toda su obra se centra en la vida rural cántabra, de la que es gran conocedor.
Expuso obra (pero nunca vendió) en la Fundación Santillana, librería Estudio, Casona de Tudanca, Centro Cultural la Vidriera de Camargo, Palacio de Festivales de Cantabria, Diputación Regional (Industrias artesanas de la leche y sus derivados), Casa del Águila y la Parra de Santillana, sala de Exposiciones de la Universidad de Cantabria y alguna otra que se me escapa.
Me honra haber tenido muchas horas de conversación con él por el cuantioso conocimiento que posee de la historia, costumbres, tradiciones de esta verde tierra, que supo reflejar en trabajos que estuvieron expuestos durante más de cuarenta años en la que fue su Casa-Museo de Etnografía que dirigió en su pueblo y que desde hace unos pocos meses hemos perdido para siempre, con el consiguiente dolor que eso ha causado a la cultura de Cantabria, aunque para algunos eso les sea totalmente indiferente, como lo es que la casa de Manuel Llano en Carmona se esté cayendo a cachos.
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